quarta-feira, 25 de fevereiro de 2015

Livro de Manuel. Júlio Cortázar. «… es decir la carrera humana por una pista falsa, una realidad aceptada hasta ahora como real y así nos va. Consecuencia: hay un solo deber y es encontrar la buena pista. ‘Método, la revolución. Sí’»

Cortesia de wikipedia e jdact

«(…) Una prueba de su intención de entrar de inmediato en materia (y tal vez de mostrar la dificultad de hacerlo) la daba inter alia el hecho de que el que te dije estuviera escuchando cuando Ludmilla, después de juntar y desjuntar las manos como en un ejercicio gimnástico más bien esotérico, me miró despacio con ayuda de un dispositivo ocular profundamente verde y me dijo Andrés, tengo una impresión al nivel del estómago de que todo lo que ocurre o nos ocurre es muy confuso. Polaquita, la confusión es un término relativo, le hice notar, entenderemos o no entenderemos, pero lo que vos llamas confusión no es responsable de ninguna de las dos cosas. Sólo de nosotros, me parece, depende entender, y para eso no basta medir la realidade en términos de confusión o de orden. Hacen falta otras potencias, otras opciones como dicen ahora, otras mediaciones como archidicen ahora. Cuando se habla de confusión, lo que casi siempre hay es confusos; a veces basta un amor, una decisión, una hora fuera del reloj para que de golpe el azar y la voluntad fijen los cristales del calidoscopio. Etcétera. Blup, dijo Ludmilla, que se valía de esa sílaba para irse mentalmente a la vereda de enfrente y andá seguila.
Claro que, observa el que te dije, a pesar de ese obstruccionismo subjetivo el tema subyacente es muy simple:
1) La realidad existe o no existe, en todo caso es incomprensible en su esencia, así como las esencias son incomprensibles en la realidad, y la comprensión es otro espejo para alondras, y la alondra es un pajarito, y un pajarito es el diminutivo de pájaro, y la palabra pájaro tiene tres sílabas, y cada sílaba tiene dos letras, y así es como se ve que la realidad existe (puesto que alondras y sílabas) pero que es incomprensible, porque además qué significa significar, o sea entre otras cosas decir que la realidad existe;
2) La realidad será incomprensible pero existe, o por lo menos es algo que nos ocurre o que cada uno hace ocurrir, de manera que una alegría, una necesidad elemental lleva a olvidar todo lo dicho (en 1) y pasar a;
3) Acabamos de aceptar la realidad (en 2), sea lo que sea o como sea, y por consiguiente aceptamos estar instalados en ella, pero ahí mismo sabemos que, absurda o falsa o trucada, la realidad es un fracaso del hombre aunque no lo sea del pajarito que vuela sin hacerse preguntas y se muere sin saberlo. Así, fatalmente, si acabamos de aceptar lo dicho en 3), hay que pasar a;
4) Esta realidad, a nivel de 3), es una estafa y hay que cambiarla. Aquí bifurcación, 5 a) y 5 b): Ufa, dice Marcos;
5 a) Cambiar la realidad para mí sólo, continúa el que te dije, es viejo y factible: Eckart, Zen, Vedanta. Descubrir que el yo es ilusión, cultivar su jardín, ser santo, a la caza darle alcance, etcétera. No. Hacés bien, dice Marcos;
5 b) Cambiar la realidad para todos, continúa el que te dije, es aceptar que todos son (deberían ser) lo que yo, y de alguna manera fundar lo real como humanidad. Eso significa admitir la historia, es decir la carrera humana por una pista falsa, una realidad aceptada hasta ahora como real y así nos va. Consecuencia: hay un solo deber y es encontrar la buena pista. Método, la revolución. Sí.
Che, dice Marcos, vos para los simplismos y las tautologías, pibe. Es mi librito rojo de todas las mañanas, dice el que te dije, y reconoce que si todo el mundo creyera en esos simplismos, a la Shell Mex no le sería tan fácil ponerse un tigre en el motor. Es la Esso, dice Ludmilla, que tiene un Citroen de dos caballos al parecer paralisados de terror por el tigre puesto que se paran en cada esquina y el que te dije o yo o cualquiera tiene que empujar a las puteadas. Al que te dije le gusta Ludmilla por esa manera loca de ver cualquier cosa, y a lo mejor por eso de entrada Ludmilla parece tener como un derecho a violar toda cronología; si es cierto que ha podido dialogar conmigo (Andrés, tengo una impresión al nivel del estómago...), en cambio el que te dije mezcla quizá deliberadamente sus papeles cuando hace hablar a Ludmilla en presencia de Marcos, ya que Marcos y Lonstein están todavía en el metro que los trae, es cierto, a mi departamento, mientras Ludmilla está haciendo su papel en el tercer acto de una comedia dramática en el Teatro del Vieux Colombier. Al que te dije esto no le importa en absoluto, puesto que dos horas después las personas nombradas habrán de reunirse en mi casa; pienso incluso que lo decide ex profeso para que nadie nosotros incluidos y sobre todo los eventuales destinatarios de sus loables esfuerzos, se haga ilusiones sobre su manera de tratar el tiempo y el espacio; al que te dije le gustaría disponer de la simultaneidad, mostrar cómo Patricio y Susana bañan a su hijo en el mismo momento en que Gómez el panameño completa con visible satisfacción una serie correlativa de estampillas de Bélgica, y un tal Oscar en Buenos Aires telefonea a su amiga Gladis para enterarla de un asunto grave. En cuanto a Marcos y Lonstein, acaban de aflorar a la superficie en el decimoquinto distrito de París, y encienden los cigarrillos con el mismo fósforo, Susana ha envuelto a su hijo en una toalla azul, Patricio ceba un mate, la gente lee los diarios de la noche, y dale que va». In Júlio Cortázar, El Libro de Manuel, 1973,Editorial Alfaguara, Castellano, Biblioteca Cortázar, Narrativa hispano-americana, ISBN 978-950-511-209-8.

Cortesia de Alfaguara/JDACT