domingo, 14 de outubro de 2012

Cátaros. Jesus Mestre Godes. Um problema religioso, um pretexto político: «La oveja proporciona la carne como alimento, la piel que se utilizará, una vez tratada, para vestimenta y pergamino, y la lana, base de la industria textil. En el Lenguadoc había un gran flujo de gente del campo hacia las villas nueva y los burgos»


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O país e suas gentes
«La mayoría de la gente vive en el medio rural, si bien las ciudades ‘romanas’ se han conservado e incluso han prosperado. Una de ellas, Tolosa, alcanzaa tener en tiempos de la Cruzada unos 20 000 habitantes. Otros datos nos indican 25 000 y hasta 30 000. La primera cifra es, empero, ya muy significativa: ninguna ciudad del occidente europeo llegaba a ese número. Tolosa es una de las mayores ciudades del momento, y éste es un hecho muy importante que cabe resaltar. Al contar con más fuerzade trabajo, como consecuencia del aumento demográfico, se ha talado el bosque y se cultivan nuevas tierras, lo cual facilita asimismo un aumento importante de la ganadería. Las ovejas, seguidas de las vacas y los caballos, en este orden, son los animales que más se crían. La oveja proporciona la carne como alimento, la piel que se utilizará, una vez tratada, para vestimenta y pergamino, y la lana, base de la industria textil.
En el Lenguadoc había un gran flujo de gente del campo hacia las villas nueva y los burgos, cosa que intensificó el intercambio comercial con el campo y potenció el paso de una economía cerrada, estrictamente rural, a una economía abierta, que se manifestaba claramente con la aparición de un nuevo estamento. Hasta entonces estaban los oratores, que rezaban, los bellatores, que guerreaban, y los, aratores, que trabajaban la tierra; a ellos vienen a sumarse ahora los burgenses, los hombres de la ciudad y el burgo, los burgueses. Este grupo ayudaría a los campesinos a soportar el peso de la economía medieval, que hasta ese momento reposaba sobre las espaldas de los aratores. La tarea más destacada que ocupa a este nuevo grupo es el comercio, muy limitado y asfixiado durante los siglos de la Alta Edad Media. La nueva puesta en marcha del comercio produce un movimiento que incide en el conjunto de la sociedad: desde el campesino al feriante, del mercader al transportista, desde el barquero de río al navegante de mar, del banquero al notario. Genicot, precisamente, dice que a finales de siglo en Carcasona había 63 notarios, nada menos! Aun cuando esta cifra no corresponda al momento que estamos estudiando, si la rebajamos a la mitad, esos treinta notarios establecidos en la villa de los Trencavel son un signo claro de una sociedad nueva que tiene como marco el Lenguadoc. El impulso comercial propicia el establecimiento de ferias en núcleos geográficamente aptos, en días fijos, y permite que el campesino y el menestral entren en la mecánica viva del intercambio de producto por dinero. Le Goff explica así el cambio que se produce en este mundo:
  • ‘en una palabra, en el lugar preponderante de los pecados capitales la superbia, típica de la sociedad noble de la Alta Edad Media, fue destronada por la avaritia,hija de la riqueza mobiliario’.
Junto a ellos tenemos el pueblo llano: los jornaleros, los obreros industriales, los mendigos. Estos últimos eran muy numerosos, como prueba la existencia de ochocientos hogares de indigentes en la misma Carcasona de los más de treinta notarios.

Sería interesante conocer, siquiera de modo superficial, cómo era el hombre medieval en este momento en que se inicia el siglo XIII, en los instantes en que el catarismo planea sobre el Lenguadoc. La gente que vivía en el campo tenía, naturalmente, un hogar, una casa donde se guarecían. Esta casa consistía en una gran habitación donde se vivía, se trabajaba, se recibían visitas, se cocinaba, se comía y se dormía. Y esta descripción era aplicable a todos los estamentos sociales: señores, clérigos y campesinos. En torno a la casa estaba el granero, el establo y el corral de animales. En la ciudad, en el burgo, sus habitantes vivían igual.
Cuando la familia crecía, por el matrimonio de un hijo, se construía otra habitación que regulaba la nueva vida familiar, con el mismo modelo. En la ciudad, esta habitación-vivienda se construirá encima, en crecimiento vertical; en el campo la expansión será en horizontal. Incluso los reyes de Francia, siempre tan refinados, mantendrán esta estancia única: San Luis, ya en tiempos en que el grueso de los efectos de la Cruzada eran historia, todavía comía y recibía visitas en su habitación-dormitorio; los caballeros dormían a sus pies». In Jesus Mestre Godes, Els Cátars, Problema religiós, pretext politic, Cathari, Ediciones Península, 1997, ISBN 84-8507-710-8.

Cortesia de Península/JDACT